Diario El Comercio, suplemento El Dominical, 14 de junio de 2015
¿Qué significa ser peruano para un artista visual del siglo XXI? Esa es la pregunta desde la que parte Gonzalo García Callegari para mostrar una serie de obras en las que el Perú -sus mapas, símbolos, héroes e íconos- aparece transfigurado en un universo pop, en el que la crítica, el humor y la ironía juegan un papel estelar.
“Es un comentario artístico de lo que significa ser peruano”, argumenta el creador de imágenes tan implacables, como aquella que transforma el famoso cuadro de la Independencia -el de Lepiani- en una visión apocalíptica de hongo nuclear que alude a esos hechos catastróficos que han sacudido en reiteradas ocasiones el Perú. Después de todo, García Callegari se dice -y es- heredero de ese país que transitó del militarismo de los años setenta a la catástrofe de los ochenta y de ahí a la autocracia de los noventa.
Sin embargo, en sus imágenes no hay espacio para lo sombrío, como sí para lo mordaz. Hay un intento por recrear nuestros símbolos patrios desde lo lúdico -como nuestro escudo con el cuy, la coca y el ekeko- y por convertir a nuestros héroes en superhéroes globales.
“Lo que permea todo mi trabajo es esta sensación de amor y odio que siento hacia mi país y que mucha gente tiene”, dice. Un país al que uno puede querer por su inagotable gastronomía, pero también detestar por sus inacabables hechos de corrupción.