obras
PERUANISMOS VOL.4
2019
“El cine es un espejo pintado”
Ettore Scola
El Presidente debería ser aquella persona que comanda, dirige y gobierna a una comunidad social. Un grupo, que a su vez posee una organización política común, en un territorio soberano e independiente políticamente de otras comunidades.
Para los que ostentamos un gobierno democrático y republicano, el presidente se convierte es nuestro jefe de Estado. Es decir, un funcionario público que suele ser electo por la población, para y por un tiempo determinado. Escogido para ejercer las máximas funciones de nuestra representación, en el orden interno y en el ámbito internacional.
En el caso peruano, vivimos todo esto de una manera muy particular y propia.
Desde hace muchos años sentimos a nuestros gobiernos y gobernantes, a nuestra historia republicana toda, como una suerte de melodrama. Como una comedia de equivocaciones.
Un lugar donde nuestros gobernantes son malos intérpretes, rodeados a su vez de personajes sobreactuados.
Nuestra historia nacional es percibida incluso como una película serie B. Tan llena de errores y por momentos colmada de horrores.
Un fenómeno que el artista Gonzalo García Callegari observa y reconoce desde su trabajo artístico y personal. Desde su dibujo y pintura.
Una vez más, nuestro artista trabaja sobre esta suerte de idiosincrasia nacional, para retratarnos como grupo humano. Siempre con una carga de ironía y humor, pero sin dejar de ser crítico con nuestras costumbres y maneras de ser.
En sus anteriores series tituladas “Peruanismos”, García Callegari trabajó obras que se centraron en el estudio de nuestra historia pasada, en nuestro contexto social-político presente y en el papel de las Fuerzas Armadas en el devenir de nuestra crónica nacional. Esta vez, el artista se ocupa de una cuarta entrega o relato, en el que nos muestra a los peruanos, pero desplazándolos desde la figura y protagonismo del presidente y del reparto que lo acompaña.
En su reciente producción titulada: “Peruanismos vol. 4: El presidente, sus ministros, el ladrón y su amante”, el artista trabaja desde nuevas obras, dibujos y pinturas, nuestros anhelos, contradicciones, frustraciones y demás sentimientos contradictorios de amor y odio que solemos proyectar hacia el jefe de estado y su entorno.
“¿Por qué ponemos en el presidente todas nuestras esperanzas, anhelos y deseos?, ¿Por qué le echamos la culpa de todo lo que fracasa en el país?, ¿Por qué tenemos autoridades corruptas?, ¿Por qué los ciudadanos peruanos terminamos siempre frustrados con el desempeño presidencial?, ¿Por qué sentimos que el presidente está desconectado de la realidad y siempre anda por las nubes?, ¿Por qué siempre elegimos al “menos malo” de los candidatos presidenciales?, ¿Por qué no podemos salir del subdesarrollo?. ¿Por qué nos tenemos que hacer tantas preguntas?”. Son algunas de las muchas interrogantes que se hace el artista, para explicarse y explicarnos como peruanos.
A partir de ello, García Callegari nos estudia cual antropólogo, sin dejar de ser punzante y crítico. Pero sobre todo nos usa como material para la reinterpretación una nueva historia. Nuestra historia.
Como un director de cine, el artista nos retrata a los peruanos una vez más, en relatos desplazados.
No es casual el título que utiliza García Callegari para su nueva muestra. Una cita cinéfila, que hace alusión a tal vez la más popular obra de Peter Greenaway: El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante. Un película que como la historia del Perú es un drama. Una relato que es también una comedia negra. Muy negra. Cargada tanto de simbolismo como de horror.
Con el humor que lo caracteriza, García Callegari se vale tanto de lo erudito como de lo masivo para representarnos. Usa la historia oficial, pero también la historieta. El drama, pero sin olvidar al melodrama. Utiliza tanto la realidad nacional, como la ficción a la que estamos acostumbrados como peruanos.
Con sarcasmo, el artista pone el acento en los personajes que encarnan a nuestra nación. A partir de estos construye un discurso visual desde el que se desprenden otros co-protagonistas para crear múltiples historias, cual películas nacionales.
El presidente como el galán, o el anti héroe. Rodeado de sus ministros. Para bien y para mal, aquel círculo cercano a él y al poder. O la figura del ladrón, que nos habla de la corrupción. Un fenómeno constante, recurrente y latente en nuestra historia. Desgraciadamente parte indispensable de la trama peruana.
Y finalmente nos menciona a la amante, un personaje que personifica a la nación, a todos los peruanos.
Y con cada gobierno comenzamos siempre como la amante, pero terminamos como la esposa engañada.
Gonzalo García Callegari, expone un grupo de obras donde el Perú es la diva, la tentación, la mujer objeto que ansían presidentes, gobernantes y ministros.
Una muestra que es realmente un relato visual, un filme metafórico a base de obras plásticas, en el cual queramos o no, participamos todos los peruanos.
La historia del Perú como una película de amor, a veces de terror. Con intriga, peligro, suspenso con mucho humor negro.
Y tal vez, si tenemos suerte, con algún musical y algo de sexo.
Susana Torres Márquez